En los años 90, las computadoras se hicieron aún más compactas y llegaron las laptops, que permitían trabajar en cualquier lugar. Poco después, el mundo cambió con la expansión del internet, que conectó a millones de personas y transformó la manera de comunicarnos y aprender.

El avance no se detuvo. Aparecieron los teléfonos inteligentes (smartphones), que combinan la potencia de una computadora con la portabilidad de un celular. Hoy en día llevamos en el bolsillo más capacidad de cálculo que la que tenía una computadora que ocupaba un edificio entero hace apenas unas décadas.

Actualmente vivimos en la era digital, marcada por el uso de la nube, la inteligencia artificial y la realidad virtual. La tecnología avanza a pasos tan grandes que lo que hoy parece moderno, mañana puede quedar en el pasado.

Así, la historia de la computación nos demuestra que siempre estamos en constante evolución: desde una roca usada como herramienta, hasta un pixel que forma parte de nuestras pantallas.